Natarajasana (o también conocida como postura del bailarín) es, en la mitología hindú, la representación del Dios Shiva como el señor de la danza. Este personaje y su imagen es una de las más icónicas del arte y de la mitología hinduista.

Es una asana de equilibrio, que exige una buena movilidad de caderas y flexibilidad de hombros. Aunque la postura final de Natarajasana sea avanzada, existen variantes más sencillas para ir preparando nuestro cuerpo.
Beneficios físicos
Se estiran todos los músculos del pecho, hombros, cuádriceps y abdomen.
Das movimiento a la columna creando espacio entre las vértebras y flexibilidad en la espalda.
Mejora el equilibrio.
Beneficios energéticos
Buscando la estabilidad física encuentras la estabilidad mental.
Favorece el enraizamiento y la concentración.
Activa el tercer centro energético, Manipura Chakra.
¿Qué necesito trabajar para conseguir Natarajasana?
Se necesita una buena flexibilidad en la columna, para conseguir arquear la espalda adecuadamente.
Es importante abrir el pecho y realizar una buena rotación de los hombros para coger el pie con las dos manos (en la postura final)
Trabajar el equilibrio es fundamental para tener estabilidad en la postura.
Seguramente algunos días puedas mantener perfecto tu equilibrio, pero otras esta estabilidad se ve más afectada y sientes que todo tu cuerpo se tambalea: esto es parte del baile, de tu baile.
A través de Natarajasana podemos ver como se encuentra nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestro estado de ánimo y nos ayuda a permanecer en el momento presente, en el aquí y ahora.
¿Te unes a este baile?
Namasté.